COMO ESCUCHAR A UNA MUJER Y NO MORIR EN EL INTENTO























Como todo hombre que se respete, no entiendo a las mujeres. Lo asumí hace años y listo. Ni siquiera hago el intento, ¿pa´ qué? (si lo intento a lo mejor acabo en el psiquiátrico). Aún así, hasta hace un tiempo, presumía de lo que consideraba un don, un regalo inmerecido, una facilidad casi sobre humana para comunicarme con las féminas, o mejor dicho, para que pareciera que nos estábamos comunicando, porque todo el asunto se reduce a un tema de apariencias: el arte de asentir en el momento correcto, sonreír, aguantar los bostezos y mantener indefinidamente el gesto de interés tatuado en el rostro. No hace falta decir nada y si no me crees, compruébalo.

Deja tu comentario