Los hábitos nos hacen sentir mejor o peor en la medida que nos acercan o nos alejan del modelo de persona que deseamos ser. Puede que tengas manías o vicios que la gente califique negativamente y, sin embargo, tú sientas como buenos. También es posible que adquieras costumbres de las que saques provecho pero que, por el contrario, te hagan sentir mal. Pero recuerda que la única capaz de juzgar tu actitud eres tú.
La diferencia básica entre un habito bueno y otro malo está en si deseas mantenerlo o deshacerte de él. No dejes que te inquieten las reacciones o juicios de los demás ante tus conductas: sólo son eso.