Sabemos que el instinto sexual es uno de los más poderosos, después de la hambre y de la sed “normales”. Y, desde luego es mayor el poderío sexual que no el político. Y la mujer que tenga a su hombre por las “pelotas” sabe que lo tiene cogido y bien cogido mientras sepa mantener ese poder.
Para las mujeres el juego de seducir, tentar, flirtear y, también, amar y fornicar, se convierte en un ritual refinado y sutil, a veces; franco y descarado otras. El poder sexual es como una baraja de cartas... donde todas las cartas son Ases o Comodines.
jajajaja muy cierto