Es como una ley de la vida. Hasta ahora es casi imposible mezclar fútbol y mujeres, ya que, por lo general, se empeñan en arruinarnos los mejores y más importantes partidos. Probablemente no sea con intención, pero sin duda, hay algo dentro de ellas, llámenlo genes, ADN, instinto o naturaleza que las hace cruzarse frente al televisor justo en la jugada más impresionante o, peor aún, al momento de los goles. Otro punto es que, generalmente, les cuesta entender cosas primordiales como, por ejemplo, que las imágenes de la previa son casi tan importantes como el partido y que nos es irresistible ver las repeticiones de los goles, sin importar el país, club o cuantas veces los hayamos visto antes.
Debido a esto, muchos hombres preferimos ver los partidos sin mujeres, así evitamos malos ratos y peleas innecesarias.
Aún así, una vez finalizado el partido y las emociones futboleras, volvemos inmediatamente a pensar en ellas, en esos momentos ya no importan sus comentarios antifutboleros ni sus cruces inoportunos en la pantalla. De hecho… ¡Les queda muy bien la camiseta de España!